Aunque parecía que el blog estaba condenado a muerte, he resucitado.
Nos acercamos inexorablemente al final de nuestros días de estudio, cosa que allá por el mes de agosto parecía imposible, pero es cierto, solo quedan algunas curvas para ver la recta final, el último sprint que nos llevará a la libertad.
Por otro lado, me gustaría, aunque tarde, acordarme de Pinochet, bueno, más bien de los miles de chilenos que llenaron un día un estadio, la morgue, La Moneda, o de los que cayeron sobre el "piso" de la Almeda o de Puerto Montt, de todos ellos, por que estoy segura que el día 10 de diciembre se oyó un silencioso estruendo que recorrió Chile.
Besos a todos
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